La Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) nació en 1855 con el nombre de Escuela Central de Agricultura. Fue, durante más de un siglo, el único centro de formación superior de ingeniería agronómica en España. Hoy en día, la ETSIAAB, que es una referencia internacional en sus especialidades, continúa su labor en favor del desarrollo y tecnificación de la actividad agraria y alimentaria de manera sostenible. Los diversos edificios que conforman el centro, y sus más de 16 hectáreas de terrenos de experimentación, se encuentran en el Campus de Excelencia Internacional Moncloa, en la Ciudad Universitaria de Madrid.
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El progreso a través de la actividad agraria y alimentaria, la producción de alimentos y otras materias primas de origen vegetal y animal, destinados al consumo directo o sometidos a transformación mediante procesos físicos, químicos o biológicos, configuran el eje central de nuestra actividad. Ligada a la tierra, a los recursos naturales y a los ecosistemas, está impulsada y condicionada por las fuerzas de la naturaleza, cuyos riesgos intentamos atenuar.
La actividad agroalimentaria es un sector estratégico en la economía que proporciona esencialmente acceso a alimentos seguros y nutritivos en cantidad suficiente con el fin de satisfacer las necesidades y preferencias humanas para una vida activa y sana. Además, gracias a la competitividad de sus empresas, participa activamente en la creación de empleo y fomenta el desarrollo del territorio, generando un impacto social positivo.
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La actividad agraria, gracias al desarrollo y aplicación de la tecnología, los agroquímicos y las variedades y las razas actuales, permite obtener alimentos y otros productos para una población en crecimiento, usando cada vez menos superficie cultivada. Esta elevada productividad conlleva un notable consumo energético, procedente aún en gran parte de combustibles fósiles, pero que en el futuro necesariamente procederá de fuentes renovables, en las que la agricultura y las infraestructuras agrarias han de jugar un papel relevante.
La agricultura moderna incorpora, además de las ciencias físicas, químicas y biológicas, las tecnologías más modernas, sin olvidar que el aprovechamiento y distribución de la producción depende de los mercados, de las normativas y de los acuerdos en el ámbito internacional.
El riego, el drenaje, el uso adecuado de la mecanización, el mantenimiento de la capacidad productiva de las numerosas tipologías de suelos, la comprensión de la compleja dinámica de los ciclos y sistemas biológicos, la selección varietal, la transgénesis, la conservación y transformación de las cosechas y la sanidad de los cultivos, entre otras, además de ser actividades vitales para una agricultura precisa, exitosa y sostenible, exigen el conocimiento especializado de las áreas que conforman la ingeniería agronómica, alimentaria y de biosistemas
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