¿Cómo contribuyen los sistemas productivos familiares a la resiliencia de la agricultura en el Corredor Seco centroamericano?
Investigadores de la UPM, especialistas de la FAO e instituciones subregionales y nacionales colaboran en un proyecto sobre la adaptación al cambio climático y los desastres naturales.
14-4-2020
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), técnicos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y de institucionales subregionales y nacionales de Guatemala y El Salvador han participado en proyecto que tiene como objetivo el análisis y evaluación de sistemas productivos familiares que implementan buenas prácticas agrícolas para la adaptación al cambio climático y gestión integral de riesgo a desastres. La iniciativa cuenta con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
El objetivo de la misión fue contrastar buenas prácticas agrícolas para la resiliencia ante la variabilidad y el cambio climático en el Corredor Seco [una franja de territorio que abarca desde el sur de México hasta Panamá y que sufre, especialmente desde 2009, una situación crítica sin precedentes debido a un drástico cambio en el régimen de lluvias]. Se seleccionaron de entre un total de 160 prácticas incluidas en un inventario realizado por los profesores de la UPM Carlos Gregorio Hernández Díaz-Ambrona, -perteneciente al Grupo de Sistemas Agrarios (AgSystems), con sede en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB)-; Julia Urquijo Reguera y Eduardo Sánchez Jacob..
“En las áreas rurales de Guatemala y El Salvador, un alto porcentaje de la dieta se basa en maíz y frijol. Esto hace muy dependiente a la población rural de los granos básicos para su seguridad alimentaria y los vuelve vulnerables a los efectos climáticos”, explica Diego Recalde, representante de la FAO para Guatemala y El Salvador.
José Benítez retornó a El Salvador y apostó por impulsar en San Miguel la agricultura escalonada,
mediante la que combina la producción de frutas y hortalizas en sistemas agroecológicos, .
Entre las prácticas analizadas, implementadas con apoyo de la FAO, se encuentra el sistema agroforestal Kuxur Rum, reservas de granos básicos, sistemas de captación de agua, estufas de leña mejorada, estanques para la acuicultura, biofábricas comunitarias, técnicas agroecológicas para mejorar los suelos y diversificación productiva y de ingresos.
“Fortalecer el conocimiento de las familias, las comunidades y las organizaciones de productores a través de buenas prácticas que les permiten diversificar su producción y ser más resilientes al cambio climático, es una oportunidad para cambiar las condiciones de vida de las familias del Corredor Seco”, añade el representante de la FAO.
La misión permitió profundizar las características de las prácticas, contrastar el grado de apropiación, implementación, aplicabilidad y viabilidad en el terreno, y los resultados e impactos en las familias y comunidades, además de sus posibilidades de escalamiento a nivel nacional. Del mismo modo, se evaluó la adecuación de la metodología a aplicar en campo para el monitoreo y evaluación de las buenas prácticas.
Lucas Aldana, agricultor familiar de Camotán, en Guatemala, que práctica el sistema agroforestal Kuxu Rum.
Esta actividad forma parte de un proyecto apoyado por la AECID, como parte del Plan Intercoonecta. El objetivo del proyecto es fortalecer la sostenibilidad, inclusión y resiliencia de los sistemas productivos de los países del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) ante el riesgo de desastres y el cambio climático, mediante una mejor gestión del conocimiento en la planificación, las inversiones y los programas agrícolas nacionales y subregionales.
Generar resiliencia en las familias
En lengua chortí [de la familia de lenguas mayenses], Kuxur Rum significa “mi tierra húmeda”. Esta práctica agroforestal ancestral combina prácticas agrícolas y de manejo de suelos con especies forestales, principalmente la leguminosa madre de cacao (Gliricidia sepium), para retener la humedad en el suelo y aumentar la fertilidad en nitrógeno.
“La tierra donde nosotros trabajamos es bastante pobre. Antes sembrábamos y las cosechas eran bastante escasas”, cuenta Lucas Aldana, un agricultor familiar de Camotán, en Guatemala, que pone en práctica esta técnica.
En 2002, a través de un programa de la FAO, Aldana se capacitó en distintas técnicas agrícolas e inició la implementación de Kuxur Rum en su parcela. La UPM está presente en la zona desde 2007 con el programa Comunidades Rurales del Milenio.
“Con el paso de los años vemos los beneficios de Kuxur Rum; nos ha dado más humedad, mejora del suelo y de los cultivos. Además, nos da leña para utilizar en nuestros hogares”, añade Aldana.
Berta Pérez, en el interior del banco de reserva de granos básicos y semillas de la Asociación Santiago de Jocotán, en Guatemala.
En la aldea de El Rodeo, también en Camotán, un grupo de mujeres buscó una solución a las pérdidas provocadas por la sequía y a la escasez que se produce entre los meses de abril y julio, lo que se conoce como “hambre estacional”: una reserva de granos básicos.
“La reserva tiene granos disponibles para las familias cuando tienen que comprar en tiempo de escasez y les ahorra el transporte. También tiene granos para la siembra de distintas variedades criollas y los presta para la siembra a sus socios”, explica Berta Pérez, presidenta de la reserva de granos básicos de la Asociación Santiago de Jocotán.
Diversificar la producción y el riesgo
En El Salvador, otros productores compartieron su experiencia en diversificación de cultivos para no depender del maíz y frijol y extender su actividad. Juan Carlos Rivas comenzó con la siembra de hortalizas y tuvo la idea de criar conejos.
“Inicié poco a poco con la reproducción y comercialización, en los mercados locales y luego a través de las redes sociales. Esto me ha ayudado mucho a llegar a más gente y a crecer”, cuenta Rivas.
La agricultura familiar que muestra Juan Carlos Rivas combina la siembra de hortalizas con la cría de conejos y gallinas, en El Salvador.
Tras esa primera experiencia exitosa, incorporó codornices y gallinas de doble propósito para carne y huevos, y actualmente realiza su venta directa y distribuye a varios restaurantes de la zona.
Por su parte, José Benítez regresó a El Salvador y apostó por impulsar la agricultura escalonada, en la que combina la producción de frutas con hortalizas y plantas medicinales. Actualmente, distribuye en los mercados locales y genera empleo permanente a tres familias de la zona.
Con estas iniciativas, las comunidades han podido resistir mejor los efectos de las sequías de los últimos años, que provocaron pérdidas de hasta el 70% de las cosechas de maíz en el Corredor Seco, generar más vías de ingresos y no depender exclusivamente de los granos básicos. Todo ello contribuye a alcanzar en el Corredor Seco centroamericano los dos primeros objetivos de desarrollo sostenible: fin de la pobreza y hambre cero.
Fuente: Comunicación UPM.
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